Tuesday, November 27

CyberMonday, chilean way

Ayer tuvo lugar en Chile la segunda experiencia de "Cybermonday".  Los recuerdos de hace un año atrás no eran buenos: sitios caídos incapaces de manejar el intenso tráfico, ofertas modestas, restricciones en las compras.

A juzgar por lo que uno lee en las redes sociales, y por los comentarios de la gente, en esta oportunidad hubo una mejora en la capacidad de manejar el alto tráfico, pero no mucho en cuanto a publicar verdaderas ofertas.

Los sitios Web de los grandes retailers, poco después de la medianoche, engañaban a los usuarios con la metáfora de la sala de espera, haciéndoles creer que serían atendidos cuando el contador llegase a cero.  En realidad se trataba simplemente de repetir la carga de la página después de un minuto sin ninguna garantía.  Alguien debe haber sido felicitado por este "truquito".

Pero hubo otros trucos de los grandes retailers que son mucho mas cuestionables.  Primeramente la reiterada insistencia de obligar a comprar con la tarjeta de crédito de la casa comercial para poder acceder al descuento.  Esto ya es cuestionable en un día común y corriente, pero aprovechar el tráfico de CyberMonday me parece horrible.  No era un producto o dos sino en algunos casos la gran mayoría de los productos en oferta. En segundo término está el aprovechamiento de esta fiebre compradora para sacarse de encima todos los "cachitos".  Ese producto que ya está obsoleto o que no pegó mucho, bueno pongámoslo barato y pasa por oferta de CyberMonday.  No es el espíritu de este evento.

Los retailers participantes estaban felices al final del día de ayer.  Reportaban ventas gigantescas y denegaban todas las críticas.  Precisamente el que la gente igual compre es una de las razones del comportamiento poco generoso del comercio. ¡Para que hacer ofertas de mejor calidad si la gente compra igual !  Tenemos que aceptar la realidad que el chileno promedio es un pésimo consumidor.

La otra componente que explica la pobreza del CyberMonday chilensis en comparación con el original de gringolandia radica en que, en realidad, el mercado chileno no es muy competitivo.  No se observa, ni una avidez por captar nuevos clientes, ni el cuidado por mantener feliz a los que ya tienen.  La tarjeta de crédito propia, en la que mantienen endeudados a los clientes, es una de las formas en que se aseguran lealtad.

En definitiva, un mercado poco competitivo con solo un puñado de participantes sumado a consumidores poco discriminadores y poco exigentes generan una realidad muy distinta a la norteamericana donde realmente este día se pueden adquirir muy buenas cosas a muy buenos precios