Thursday, April 18

La Caida

Anoche, en un desenlace digno de la mejor serie dramática, fue finalmente destituido el ministro de educación Harald Beyer.  Para un bando el mejor ministro de educación de la historia y para otros el símbolo del lucro en la educación.
Nadie pone en duda que mas allá de los méritos jurídicos de la acusación, se trata de un voto eminentemente político.  No estaba en cuestión ni la capacidad o competencia técnica de Beyer sino el que como ministro político se dedicó con mucho esfuerzo a seguir empujando un modelo de educación en que cree la derecha y que es rechazado por la gran mayoría de los ciudadanos.
Que duda cabe que muchos de las cosas que se han hecho en el último año son positivas.  Sin embargo ninguna de ellas recoge o hace el mas mínimo gesto al clamor ciudadano de transitar por un camino distinto.
La derecha no solo que no considera negativo el lucro en la educación sino que lo considera como algo casi indispensable.  Las razones son las mismas que se esgrimen para las otras actividades económicas.  Están en todo su derecho a creer en ello, a pesar de que la evidencia tanto en Chile como en otros países muestre en forma categórica que en la educación el modelo de mercado no funciona bien.  A lo que no tienen derecho es a imponerle al país su punto de vista a todo evento.
A pesar de no tener derecho, un imperfecto sistema democrático y una generación aún traumatizada por el largo período de dictadura, hicieron posible primero imponer este modelo (en tiempos de la dictadura) y luego mantenerlo (en el período de  la Concertación).  Sin embargo Chile cambió mucho en los últimos años.  Una ciudadanía empoderada y altamente interconectada por medio de las redes sociales y liderada por jóvenes que ya no tienen el trauma de la dictadura sobre sus hombros ya no está dispuesta a delegar estas decisiones a una elite técnico-económica.
Jamás la acusación habría prosperado si los honorables no hubiesen tenido la presión ciudadana sobre sus hombros.  El tener que rendir cuentas electorales muy pronto de acuerdo a su actuación seguramente estuvo en la mente de la mayoría de los senadores.  No es casualidad que el único senador de la oposición que no respaldó la acusación no arriesga su cargo hasta 2017.  No es una casualidad que el senador Bianchi, que si se juega su cargo este año, no solo apoyase la acusación, sino que lo hiciera con gran pompa.  Esto no significa, como mucha gente de derecha grita, que la calle está gobernando.  Significa que los representantes de los ciudadanos estan actuando en forma mas cercana a lo que los ciudadanos quieren.  Lo hacen con un interés electoral, es cierto, pero eso es así en todas las democracias del mundo.  De ahí el nombre de democracia "representativa".
El mensaje que han dado los ciudadanos es clarísimo: no nos parece que el lucro sea el motor de la educación en Chile.  Este mensaje no es solo para este gobierno que ya se acaba, sino muy especialmente para el que viene.  Si sale elegida Bachelet y no cambia el modelo educacional no tengo dudas que seguirán cayendo ministros de educación.
Hay también un mensaje al mundo político.  No se puede ya legislar con criterios nada mas que técnicos o de acuerdo a los intereses de las grandes empresas.  Hay una ciudadanía que no solo observa con cuidado sino que exige participación.